lunes, 28 de marzo de 2011

SEXUALIDAD y RAZA

Cuando hablamos de lesbianas, de la potencia revolucionaria que late en nuestras prácticas, se nos ha quedado dando vueltas esto de que lo que somos no sería posible sin la historia que nos antecede. Por eso decidimos rescatar algunos recortes y fragmentos - los modificamos  también- de algunos trabajos que hizo TE.HACHE sobre SEXUALIDAD y RAZA en la etapa colonial. Cada una que lo disfrute o aproveche como quiera. Lo único que está claro es que esta es una larga historia y la alimentamos con estos datos que explican en gran medida algunos por qué de las prácticas y discursos de odio que afectan a lesbianas. Ahora sólo revisaremos unos poquitos con el afán de enfatizar que existe una respuesta  “blanca”(españoles) a un tipo de organización “no blanca”(indígenas) que dirige el tránsito desde la diversidad de sexualidades americanas a aquellas reguladas por la moral cristiana conquistadora. 

1.- Las definiciones  desarrolladas por el conquistador no sólo inferiorizan a la indígena naturalizando clasificaciones que la ubican en ubicación de menoscabo social; sino que a todas aquellas construcciones que no son correspondientes con el universalismo de su pensamiento. La ciencia moral “pedía un argumento más apremiante moralmente para el comportamiento aparentemente antinatural que parecía caracterizar a las culturas de tantos pueblos amerindios[1]. Lo anterior facilitó una relación conflictiva entre sexualidad indígena y el nuevo patrón de poder de vocación mundial (el conquistador).
[1] Edmundo O’Gormann: “La invención de América”. Fondo Cultura Económica.1986

2.- En tiempos de colonización y conquista, en España, hubo debates que ubicaron la sexualidad en el centro de la “ofensiva moral y teológica contra los pecados de la carne que fue intensificándose a medida que avanzaba el siglo XVI”[1]. La discusión -que enunció la importancia de la religión y la moralidad en la sociedad hispana- enfatizó el carácter de pecado de la fornicación. Ésta lo era cuando no tenía fin reproductivo, ya que se le consideró “una forma de injuria y, por lo tanto, un pecado mortal que excluía al pecador del Reino de Dios”[2]. La fornicación simple refería la unión entre un hombre y una mujer que no causaba daño a una tercera persona, no obstante era pecado, pues iba en contra del orden natural matrimonial asegurador de la educación de la progenie. La calificada incluía adulterio, incesto, estupro, rapto y relaciones sodomíticas.
[1] Stuart B.Schuartz “Pecar en las colonias. Mentalidades populares, Inquisición y actitudes hacia la fornicación simple en España, Portugal y las colonias americanas”. Cuadernos de historia moderna Nº 18 , servicio de publicaciones. Yale University - Universidad complutense. Madrid, 1997.
[2] Ibid pp. Nº 157

 3.- Diversas prácticas sexuales que diferían de la matriz cultural judeo/cristiana alertan su moral que las transforman en una problemática a corregir. La desnudez, la honra, la virginidad, el incesto, la poligamia, la homosexualidad afirman la necesidad de la evangelización. Al iniciarse la conquista y colonización de América, a las personas indígenas se les consideró salvajes y les fueron atribuidos pecados capitales, entre estos el paganismo y el sodomismo[1], referenciado en supuestas estructuras biológicas diferenciales entre éstos y los conquistadores. La matriz cultural española racializó la sexualidad, lo que colaboró con la construcción de un otro inferiorizado a través de un aspecto físico que fue relacionado con lo mujeril: “su desnudez, su cabello largo y su escasez de vello y barba, a lo que se contrapuso la imagen del español varonil, barbado y vestido, como símbolos de su dominio “natural” y su civilización[2]. Esta relación reforzaba una representación de los conquistadores, equiparada con lo masculino, y de los conquistados semejantes a lo femenino, lo que no puede ser comprendida sino dentro de la cultura católica vigente que gestaba jerarquías sociales en base al sexo biológico[3].  Las diferencias entre quienes conquistaban y quienes eran objeto de conquista es reforzada por la implementación de una política corporal (racismo), cuyo pigmento (no blanco) es asociado a unas prácticas sexuales que amenazaban la estabilidad moral hispana. Así se gesta un proceso de construcción de diferencias que valida un sólo modelo cultural aceptable- el occidental- basado en la introyección de los valores hispanos en las personas sujetas indígenas.
[1] Francisco Berroa:”Los indios y el pecado nefando”. Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 2010.
[2] Fernando Zarco: Masculinidad y Homoerotismo desde el pensamiento decolonial. Universidad Autónoma de Barcelona, 2009.
[3] Esto es abordado por  Jaime Collyer en su último libro “Pecar como Dios Manda”. Catalonia, Santiago 2010, cuando se refiere al rechazo del mapuche al vello corporal, lo que puede resultar ser un dato anecdótico se entrelaza con que la poligamia para ellos era una práctica común y cada hombre tenía cuantas mujeres pudiera financiar. En ese contexto describe la crónica de Alfonso González de Nájera en donde un indígena cuestiona solapadamente el poder imperial al enterarse que el rey de España sólo tenía una mujer. El autor plantea que el choque de dos visiones en nuestro país- polígama/hedonista mapuche y monógama/puritana española facilitó una guerra cruel y despiadada. Este no es un tema que se plantea en este trabajo, sin embargo, abre otras vías de reflexión, en torno, por ejemplo a su pervivencia y relación con las estrictas políticas de sexualidad que rigen en nuestro país.
 4.- Lo anterior exterioriza el horror de la conquista, expresada con radicalidad frente al “pecado nefando” de la sodomía -reprimida judicialmente en España por la Inquisición aragonesa, dada las convergencias teológicas que la calificaron como un comportamiento con contenido herético[1]- y sostiene el fortalecimiento de los contenidos otorgados a la idea de raza a través de  la interpretación hispana de la sexualidad indígena, lo que explica casos como los datados por Serge Gruzinski, en su texto “Las Cenizas del Deseo”. Allí analiza el caso de 14 personas ejecutadas durante el México virreinal por ser sodomitas[2], hecho que sintetiza la contraposición cultural entre ideario sexual conquistador e indígena lo que fue registrado en diversas crónicas de la época.
[1] Fernanda Molina: La herejización de la sodomía en la sociedad moderna, consideraciones teológicas y praxis inquisitorial. Instituto de Historia Argentina y americana Dr. Emilio Ravignani. Buenos Aires , 2009
[2] Gruzinski, Serge. “Las cenizas del deseo. Homosexuales novohispanos a mediados del siglo XVII” en Ortega, Sergio. De la Sanidad a la perversión o de por qué no se cumplía la ley de Dios en la sociedad novohispana (pp.255-290). México: Grijalbo, 1986.

6.- Paula Gunn Allen realiza aportes significativos respecto de cómo los sistemas ginocráticos, son reemplazados por los sistemas atribuidos a la dominación masculina:
El reemplazo de la primacía creadora femenina por la masculina; la destrucción de las instituciones de gobierno tribal y las filosofías en las que están fundadas facilitan  la expulsión de sus tierras, la privación de su sustento económico, y la obligatoriedad de disminuir o abandonar todo emprendimiento del que dependen su subsistencia, filosofía y sistema ritual. Así se transforman en dependientes de las instituciones blancas lo que les exige para sobrevivir la implantación del modelo masculino de organización[1].
[1] Paula Gunn Allen: The Sacred Hoop. Recovering the Feminine in American Indian Traditions. Boston, Beacon Press, 1992. Traducción de Freya Schneider.

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