viernes, 12 de agosto de 2011

Acuerdo de Vida en Pareja AVP

Muchas personas piensan que el Acuerdo de Vida en Pareja –AVP,  es una manera de avanzar en la ampliación del acceso al ejercicio de derechos de lesbianas, trans, gays, bisexuales. Para nosotras no. Las siguientes líneas recogen algo de lo que este grupo de lesbianas feministas ha pensado al respecto.


Cosillas generales sobre el AVP

Hay cuestiones no menores en el proceso que acompañó la presentación del AVP. Por un lado está su masculinidad galopante, pues no porque se dirija a hablar de la comunidad LTGB incorpora en realidad las necesidades y/o miradas de cada identidad. De hecho fue denunciada la molestia pública de compañeras lesbianas que no fueron parte del proceso y de las instituciones y activistas que se autodenominan como históricas para iluminar la juventud de los otros implicados en las lides de la política de la diversidad sexual.

En ese escenario más que la juventud de los otros implicados y la operación de élites políticas- que es lo que sustentó la denuncia de los grupos mencionados y es algo con lo que estamos completamente de acuerdo- enfatizamos la noción de sujeto que late en el AVP: un sujeto gay liberal, clase media, urbano en donde proliferan discursos racionalistas en torno a la familia y los afectos. Si pensamos en cómo opera la exclusión, un ejercicio sencillo nos sirve para ver quien queda afuera de esta noción de sujeto:

Imaginen a un gay que adhiere al APV. ¿Cómo lo imaginaron?

¿Era pobre?, ¿Tenía VIH?, ¿Era mapuche? (se entiende que es un ejemplo y que la homoeroticidad en los pueblos indígenas dista de la construcción de los sujetos gays occidentales), ¿Era gordo?, ¿Era migrante?

Las respuestas que surgen a estas preguntas alumbran la noción de sujeto de esta propuesta y  releva, porque somos lesbianas feministas, nuestra ausencia y la no relación que existe entre este tipo de proyectos con la construcción de ciudadanía y es que en democracias que lejos están de ser participativas la ciudadanía es aún tarea pública y privilegio de la masculinidad. Lo anterior nos permite indicar lo que ya las lesbianas sabemos hace mucho tiempo: la diversidad sexual o lo que llamamos gobernabilidad LTGB opera bajo lógicas de la masculinidad gay.

En fin, sigamos con el AVP, que se ha defendido como un eslabón en la lucha por la igualdad. El AVP es una figura legal de escasos alcances en el marco de la igualdad. Precisamente lo que no hace es igualar a las personas, pues actúa creando derechos especiales para las parejas de igual sexo. La diferencia entre las categorías “heTERRORsexualidad” y “homosexualidad” se traduce en la defensa asolapada que significa el AVP de las distancias jurídicas que las separan. De otra forma dicho: el AVP es ejemplo de cómo la institución heterosexual se “abuena” y da un poquito más de beneficios jurídicos, reforzándose nuevamente como la institución facultada por su superioridad para hacerlo. Lo indicado sigue inscribiendo a las personas lesbianas, trans, gays, bisexuales en un lugar de menoscabo social.

El AVP o el Acuerdo para “Avispa’os” regula significativamente lo patrimonial de una pareja. En el concepto pareja nos detenemos, pues el AVP está lejos de aceptar que existe una familia allí donde hay dos personas del mismo sexo viviendo o construyendo su futuro juntas. Así los avispa’os es poco lo que pueden aportar al debate de fondo que transgrede la connotación meramente afectiva de la diversidad sexual, por el contrario, casi no existe en los discursos que han dominado la agenda pública al respecto, un debate sobre hegemonía cultural; sobre cómo se construyen las diferencias en los patrimonios a los que pueden acceder gays, lesbianas o trans, entre otros. Así mantenemos todo en el mismo lugar. Así no vale.

Sobre el contexto AVP

El AVP es un momento peack del largo recorrido que los interesados en el matrimonio han realizado en nuestro país. En un momento en que el movimiento social exige y construye sus derechos el gobierno decide dar a conocer a la luz pública el anteproyecto. No consiguieron el efecto esperado: desestabilizar la atención ciudadana de la arbitrariedad de la injusticia social, pero es innegable que existen aspectos en el escenario que acompaña su nacimiento que son significativos.

Si bien y ¡qué bien! que el gobierno no haya logrado minimizar la atención sobre la fuerza de este movimiento ciudadano diverso, sí logró que el debate en torno a AVC sea extremadamente periférico o con cabida exclusiva en los medios masivos, de las posturas fundamentalistas de la derecha. Dichas posturas dan cuenta de los discursos y prácticas de odio que caen sobre lesbianas, sobre la diversidad sexual. Lo anterior, vale decir, es bueno desde la perspectiva del registro que la población puede hacer de la violencia, pero es malo desde el elitismo de los discursos de la diversidad sexual a los cuales se les ha dado y se les dará cabida. Esos discursos sostienen la discriminación.

El AVP en sí mismo no significa que la discriminación y la violencia que afecta a las lesbianas y a otras identidades de la llamada diversidad sexual, sea erradicada una vez que hayan firmado este contrato. El AVP no nos protege de la violencia y de la exclusión. Se puede estar bajo la protección legal que otorga y ser despedida del trabajo, o ser acosada por los discursos y prácticas de odio a la lesbiana. En este contexto es que resulta incoherente que exista AVP, pero no Ley Antidiscriminatoria.

Sin que el Estado sea garante de la no discriminación por orientación sexual e identidad de género es imposible pensar al AVP como un gran avance ¡y es que una Ley Antisdiscriminatoria bien hecha, no como la que discuten a ratos en el parlamento, sancionaría la discriminación entre parejas héteros y parejas homosexuales que plantea el AVP!

Hasta acá lo descrito resguarda la gatopardista afirmación: Cambia poco para que no cambie nada.

Sobre las regulaciones del AVP

Al leer el AVP surgen de inmediato contenidos que consideramos no están abordados y que corresponden al ámbito que este tipo de leyes regula. En las siguientes líneas nos extendemos sobre aquellos que nos parecen relevantes

·         No elimina la discriminación arbitraria del Estado.

·         Las parejas homosexuales siguen teniendo menos derechos que las parejas heterosexuales. Las parejas homosexuales no conforman familia. Existe un desconocimiento asolapado de la familia no hétero. Una pista contundente al respecto es que los casos AVP son abordados por el juzgado de letras y no por el de familia.

·         Al ser el AVP tema de los Juzgados de Letra se establece que no haya ninguna consideración en torno a la violencia intrafamiliar que también es una realidad en las parejas del mismo sexo.

·         No contempla ninguna regla relativa a filiación. La filiación es un vínculo jurídico que se establece entre dos personas en donde una es descendiente de la otra natural o jurídicamente, o sea la filiación alude a la relación entre madres, padres e hijas/os. El AVP no considera que en estas relaciones de pareja puedan existir hijas/os e implícitamente no lo permite, pues no los valida como tales.

·         En lo que se refiere a la herencia el matrimonio el artículo 988 del Código Civil indica que al cónyuge que sobrevive le corresponde el doble de lo que le corresponde a las/os hijas/os. El AVP plantea que “Si hay hijos, el contratante sobreviviente concurre con los hijos llevando una porción de la herencia igual a la que le corresponde a cada hijo”. De este modo vale decir que el AVP reduce los derechos de herencia del cónyuge.

·         LA norma de remisión: “en todas aquellas normas en las cuales se hiciere referencia expresa al conviviente, se entenderá que dicha referencia incorpora también a los contratantes del AVP”. No hace referencia al respeto de la confidencialidad”. Suena contradictorio, pero la violencia social es una realidad que no se modifica si es que el estado no es garante de la no discriminación a través de una buena ley, por lo tanto muchas parejas que no quisieran develar su orientación sexual por las consecuencias familiares, laborales u otras que pudieran tener estarían en riesgo.

·         Sobre lo previsional el AVP indica “En caso que el AVP haya tenido una vigencia mínima de un año y termine por la muerte de una de los partes, corresponderá al contratante sobreviviente recibir una pensión de sobrevivencia, cuyo monto dependerá de la existencia o no de hijos del causante (similar a las reglas actuales)”. El similar que hemos ennegrecido nos indica que no estamos hablando de igualdad jurídica sino de diferencias en el ejercicio de derechos.

·         Para transformarse en avispa’os se tiene que pagar por la escritura. EL AVP otorga un privilegio de pobreza, o sea eliminar ese pago cuando las personas no puedan incurrir en él. El mal funcionamiento del sistema judicial nos hace pensar que esto en la realidad será un  burocrático camino que nos alerta y nos hace recordar como la clase es variable detonante de los afanes de regulación que representa este tipo de proyectos.

Finalmente es importante reiterar que no somos abogadas, pero sí vivimos la violencia por definirnos como lesbianas. Las inconsistencias del AVP son más que las que presentamos, pues este es sólo un ejercicio particular en el camino que transitamos para construir una ciudadanía pluralista radical que no haga brillar una igualdad jurídica allí donde no existe.

Ideas sin Género; Ideas de toda índole-ISIG

jueves, 4 de agosto de 2011

POSICIONAMIENTO DE LESBIANAS POR LA EDUCACION

Ante la intransigencia y la violencia estatal nos manifestamos públicamente frente al derecho que cada chilena posee de manifestarse y de ser constructora del país que desea.
Las lesbianas denunciamos una educación que nos inferioriza y nos excluye. Una educación heteronormativa, es decir, que valora la heterosexualidad como un bien natural, porque es una mala educación.
La educación debe ser un motor transformativo que erradique el machismo, la violencia a las mujeres, la lesbofobia y los malos gobiernos que han tenido en Chile un turno demasiado largo.
La educación debe ser una herramienta que nos permita comprender el mundo de una forma que nos acerque a una vida más humana, solidaria, sororal. Por eso declaramos nuestra firme creencia en una educación no heteronormativa, feminista y radicalmente pluralista, laica, gratuita.
La educación debe mejorar para que este país sea el país que soñamos para nosotras y para toda la gente que sufre por la pobreza y sus impactos.Comencemos participando en la marcha de hoy a las 18:30 y terminemos con una educación de calidad forjada en una nueva Constitución.

Ideas sin Género; Ideas de toda índole
Santiago Agosto 2011

miércoles, 3 de agosto de 2011

TODAS SOMOS LA PEPA!y la SANDRA? TAMBIEN!

Ya se ha iniciado en Argentina el juicio al asesino de Natalia Gaytán. Más menos todas sabemos sobre cómo ocurrieron los hechos: Un asesinato por la espalda- un fusilamiento de mejor manera dicho- porque la Pepa, como le gustaba que le llamaran era la pareja de su hijastra.

Si bien valoramos que el asesinato de la Pepa esté relevando que la causa es la lesbofobia e informe de este modo que la cultura es violenta, discriminatoria cuando se rompen con los códigos obligatorios de la heterosexualidad; nos apena que no sea un caso aislado y que muchas de las discriminaciones que ocurren no sean denunciadas por nosotras las lesbianas, quizás, por haber naturalizado que se pierde más visibilizando una situación que comiéndose la mierda.

Un ejemplo  claro y contingente de lo anterior -ahora que la discusión es el matrimonio y el AVC y bla, bla, bla- es la cantidad de parejas lesbianas que se habían casado en España después de la promulgación de la ley de matrimonio. Estábamos en un conversatorio con la Beatriz Gimeno y ella indicó que serían -en ese momento- unas 300 parejas de gays que se habían casado y unas 3 o 4 parejas de lesbianas (incluidas las líderes lésbicas que estratégicamente lo hicieron), esto- explica la Gimeno frente a las preguntas que se lanzaron- porque l matrimonio visibilizaba la condición lésbica de las contrayentes y eso las dejaba más expuestas a la discriminación ¡Cuack!.

Lo anterior habla de que la violencia, por mucho matrimonio, por mucho que algunas muy valientes hayan denunciado los abusos, no se modifica. Hace unos meses asesinaron a Sandra en Chile en una población del sur metropolitano. La prensa, pese a que en la primera noticia dio cuenta de que era lesbiana para después ocultarlo-tildó el asesinato como producto de la violencia pandillera. Bien supimos que era un asesinato lesbofóbico. Con algunas compas de ISIG nos acercamos al sector en donde ocurrieron los hechos. Allí constatamos los hechos, pero no podíamos trangredir el deseo de la gente que la amaba de mantener en silencio lo ocurrido.

Da rabia. La dictadura heterosexual da mucha rabia.